Trujillo sostenible
Víctor D. Corcuera Cueva
Uno
de los grandes problemas que afronta la humanidad es el acceso al agua. Esta
realidad, aparentemente, pasa desapercibida en la gestión ambiental de la
ciudad de Trujillo. Los escasos espacios públicos, con áreas verdes, contienen
plantas exóticas. Evidentemente su mantenimiento es costoso, tanto para el
ambiente cómo para el bolsillo de los contribuyentes. ¿Cuánto se gasta
mensualmente en el combustible de las cisternas?
La
realidad nos demuestra que la población esta enajenada de los parques públicos.
La mayoría de éstos se encuentran enrejados, mientras que otros hay que pagar
para ingresar. Del mismo modo, hay una proliferación de “polideportivos”, los
cuales brillan por el cemento y el césped artificial. ¿Es más práctico meter
más cemento, que construir una ciudad sostenible?
Considerando
que se bordea el millón de habitantes en la capital de la Región, la Gestión
ambiental, debe considerar dos cosas: ampliar las áreas verdes, y la creación
de ciclovías. Éstas tienen que ser diseñadas pensando en las necesidades de la
población y del planeta. Deberán, entonces, considerar el uso de plantas
xerófitas, con árboles que permitan la regeneración de la biodiversidad y que
ofrezcas servicios ecosistémicos durables.
La creación de ciclovías, es la
respuesta más coherente e inteligente que cualquier gobierno local debe
proyectarse. La red de ciclovías será la mejor cara de celebración del
bicentenario. Lo contrario, en pleno siglo 21, será un signo de seguir
atrasados, social y ambientalmente.
En
tal sentido, los que toman decisiones deben considerar a los árboles y las
ciclovías, como infraestructura de salud, tanto para la población cómo para el
planeta.
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Artículo
de opinión publicado en el diario La Industria – Trujillo.
26
de febrero de 2019
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