En uno de los viajes anuales a Francia, que solía
hacer antes del 2019, visitamos el valle de la Vézère. Había retomado la
carrera de arqueología y el objetivo era conocer los sitios con arte parietal
representativos del suroeste francés. Recuerdo que regresando de los Eyzies-de-Tayac-Sireuil
pudimos apreciar que en las faldas de la colina de Lascaux se erigía la
gigantesca obra en construcción del Centro Internacional de Arte Parietal (CIAP).
En su interior se exhibiría el tercer facsímil de la cueva ornamentada más celebre
del Périgord, Lascaux –IV. Era enero del 2016, la intensa lluvia impidió
acercarnos para ver de cerca e indagar, sin embargo, en mis pensamientos
quedaría como un pendiente a visitar la próxima vez que regresaría a Francia.
El CIAP durante su edificación, 2016.
Panel informando la próxima inauguración de Lascaux IV, 2016.
Cuando llegue a Francia para establecerme, hace ya
seis años, no tenía una idea definida de donde iba a laborar. Lo prioritario
era continuar con el proceso administrativo migratorio, una nueva etapa se
iniciaba en mi vida. Paralelamente a este proceso visitaba los sitios emblemáticos
de la Nueva Aquitania. Es así que regresamos con los Curis al valle de la
Vézère -incluido en la lista mundial de la Unesco desde el año 1979-. Recuerdo
muy bien que al final de la visita guiada de Lascaux pasamos al taller, el cual
es un espacio donde se encuentran otros facsímiles de Lascaux pero expuestos
para ser contemplados de manera autónoma por los visitantes. Allí, abstraído frente
a esa quimera bautizada como “el unicornio” y tratando de encontrar respuestas en
mis pensamientos, Rumi me toma de la mano y me dice:
El brillo en sus ojos fue como una revelación, como una
luz que iluminaría mis pensamientos para conducirme hacía un destino nunca
antes imaginado.
Inti, al percatarse del cambio de mi semblante,
confirma lo expresado por su hermano y añade:
- - ¡Además, te apellidas Cueva!
Ellos, los Curis, fueron esa palanca de motivación que
posteriormente se cristalizaría en mi experiencia de guía-mediador en Lascaux –IV.
Recientemente, el equipo de prensa del canal
televisivo France 3 ha realizado un reportaje a los guías extranjeros que
trabajamos en Lascaux IV. La responsable del CIAP ha tenido la
gentileza de elegir a mi colega Catarina, de nacionalidad italiana, y a mi persona
para ser entrevistados. El reportaje ha sido difundido a nivel regional y
nacional logrando una amplia cobertura de la población francesa. Para el
reportaje he portado el sombrero de paja de toquillo, proveniente del
departamento de Cajamarca, tierra de mis ancestros. Y, que, además, es un
accesorio indispensable de la vestimenta de nuestra danza nacional, la
Marinera.
Mi permanente gratitud con la dirección del CIAP por permitir
visibilizar las voces indígenas que provienen de otras latitudes y que
contribuyen con la divulgación de uno de los capítulos más importantes de
nuestra historia, el paleolítico reciente y sus quilcas europeas.
La
Máquina de arcilla ha sido, finalmente, destruida. Aun cuando la realidad nos
indicaba que terminaría degradándose totalmente, este final -violento e
inesperado- se convierte en un referente desalentador para el arte contemporáneo
del Perú.
La
noticia de su destrucción me ha traído a la memoria lo que significó esta
escultura. Asimismo, una reflexión de la indiferencia, por parte de las
instituciones públicas y de la sociedad misma con respecto a esta obra
enmarcada en la corriente artística del Land Art (arte del paisaje).
La
Máquina de Arcilla fue una obra de arte contemporáneo edificada por el
arquitecto Emilio Rodríguez Larraín (1928-2015) en el marco de la tercera
bienal de arte contemporáneo de Trujillo (1987-1988). La escultura se incrustó
en el espacio que separa Huanchaco de Huanchaquito, alterando el paisaje que es
utilizado por los pescadores ancestrales de Huanchaco desde tiempos
inmemoriales.
Desde
entonces, su presencia transformó el paisaje del balneario de Huanchaco,
quedando –entre otras cosas- como un referente de ubicación para los
veraneantes.
La escultura
fue edificada con la técnica del tapial. Esta técnica es y ha sido utilizada
con ciertas variaciones y adaptaciones en diferentes partes del planeta. En
líneas generales, el tapial es una técnica de levantamiento de un muro o pared utilizando
tierra húmeda compacta. Estos muros son usados para la edificación de
estructuras habitacionales, edificios públicos, privados o como límites de
parcelas. para el tapial se utiliza
tierra húmeda compactada. El resultado final le otorga una serie de ventajas
estructurales, ambientales y estéticas. No obstante, sin el mantenimiento
constante, su degradación es inminente.
Recuerdo que,
durante las clases de Conservación del Patrimonio, dictadas por el dr. Ricardo
Morales, tuvimos un taller dedicado a las tecnologías y técnicas constructivas
en tierra. El taller se realizó en las instalaciones del proyecto arqueológico Huacas
del Sol y de La Luna, valle de Moche. El contacto la tierra fue determinante
para mejor comprender el proceso constructivo de nuestras huacas milenarias.
Si bien su uso
es bien conocido en el Perú, hay que tomar en cuenta que, en Asiria, hace 5000
años, ya se edificaban templos con esta técnica. Su uso se ha expandido en
todos los continentes. En Marruecos, por ejemplo, el conjunto arquitectónico de
la ciudad de Ksar de Aït Ben Haddou está edificada básicamente en tapial. Si
bien la ciudad data de inicios del siglo XVIII, su ocupación constante, y
reciente inclusión en la lista mundial UNESCO, han logrado su conservación y
puesta en valor.
Ksar de Ait Ben Haddou. Inscrita en el año de 1987 y declarada como Sitio UNESCO en el 2004.
El
proyecto de la obra arquitectónica de la Maquina de Arcilla era mucho más amplia
que la escultura edificada. La altura original debía alcanzar 13 m con rasgos
piramidales, emulando a los templos de adobe que se ubican en el valle de
Moche. Sin embargo, el proyecto no prosperó y tuvo que adaptarse al área que
ocuparía.
Ficha técnica de la escultura la Máquina
de arcilla. Documento descargado de internet - 2022
La
escultura que fue edificada estaba constituida por 7 tapias paralelas con ejes
Este – Oeste, perpendiculares a siete estructuras de forma cubica. Todas estas
estructuras estuvieron enlucidas, luciendo la coloración natural de la arcilla.
El conjunto de la escultura se apropió de este espacio ubicado entre la línea de
playa, el área de pescadores ancestrales y la carretera distrital.
Si
la memoria no me falla, locales y foráneos, le dieron más de un uso a la
Maquina de Arcilla. Todos estos, de acuerdo al nivel de su autoestima. Recuerdo
que, durante mi infancia, con mis hermanos solíamos jugar en el laberinto de
cubos y muros de esta escultura. La
organización ortogonal era perfecta para poder esconderse y correr sin parar hasta,
finalmente, sumergirse en las olas. Al igual que otros niños, supongo, nos apropiamos
de ese espacio. Con el tiempo se convirtió para nosotros en la máquina de
sueños.
El
mar, los caballitos de totora y la Máquina de Arcilla formaban una unidad
paisajística en nuestras aventuras. Al final del día, con el sol cayendo, la
poesía se materializaba en esa unidad.
Tres
décadas y media, después de su inauguración, la Maquina de Arcilla generó un
nuevo paisaje que, por sus características constructivas y los factores físicos
de degradación –características inherentes al tapial-, dieron por resultado una
degradación generalizada. La corrasión causada por la fuerza del viento dio por
resultado el desprendimiento del enlucido. La humedad constante y exposición a
la brisa marina activó el salitre y por consecuencia la pérdida de masa y
material de sus estructuras.
Finalmente,
el factor antrópico aceleró su degradación natural. Lo que las inclemencias del
tiempo no pudieron destruir, el uso como letrina clandestina –entre otros- hizo
que esta escultura sea percibida negativamente por la mayoría de la población.
Desconozco
cuál habrá sido el propósito final del artista Rodríguez Larraín con respecto a
su obra. Sin embargo, hay que tomar en cuenta que el Land Art, corriente artística que
enmarcó la obra en mención, se caracteriza por ser efímero. Por lo general, las
obras artísticas del Land Art deben seguir un monitoreo y registro visual de su
proceso, el cual pasa de la erosión hasta la transformación en la naturaleza
que lo rodea.
No
solo el olvido ha golpeado a la Maquina de Arcilla, sino también el
enajenamiento de la población hacia un arte que sigue siendo exclusivo de una
elite intelectual.
Nos
queda en la memoria los momentos vividos y disfrutados en el laberinto de la
máquina de sueños. Los escombros se transformarán y volverán a la playa de los
pescadores ancestrales de Huanchaco.
Cuando
Inti Sotelo Camargo decidió estudiar la carrera de Guía Oficial de Turismo
sabía que ingresaba al fascinante mundo de los viajes y de las aventuras. Su
entorno inmediato indica que tenía esa chispa de líder, motivando con el
ejemplo a sus compañeros de clase. Hacía honor a su nombre quechua, era el sol
de sus padres, a quienes iluminó desde antes de nacer.
Inti
Sotelo nació cuatro años antes de que nuestra generación logrará sacar del
poder, con luchas en las calles, al dictador Alberto Fujimori. La memoria
colectiva, la que nunca podrán borrarla, lo impulsaría a marchar en esta
oportunidad contra el gobierno ilegitimo –y dictador- de Manuel Merino Lama. Decidido
y firme se aventuró a un viaje que, en contra de su voluntad, lo elevaría a la
gloria a sus tempranos 24 años de edad. Su mochila, a diferencia de otros
viajes, llevaría solo una botella con agua y como protección, su barbijo,
siempre responsable.
La
furia y bestialidad de las fuerzas policiales–por órdenes del dictador-
arremetieron en contra los indefensos jóvenes. Inti, al igual que Bryan Pintado
Sánchez, fue asesinado cobardemente. Él no fue a la marcha con intenciones de
inmortalizarse o de entregar su vida, él fue a reclamar, a hacer escuchar su
voz en contra del gobierno ilegitimo. En ningún momento se enfrentó en contra
las fuerzas del orden, fue víctima de la represión fascista.
Inti habría
sido un excelente guía de turismo, un guía en quien confiar.
Nuestras
condolencias a las familias de estos jóvenes, que dios los guarde en su gloria.
A
casi un siglo del descubrimiento de la Cueva de Lascaux, la memoria colectiva
del pueblo francés de Montignac revindica a Marcel Ravidat como su descubridor
original. Sin embargo, la construcción narrativa de este suceso histórico pondera
en la misma palestra a los tres jóvenes que lo acompañaron, al azahar, aquel 12
de setiembre de 1940: Jacques, Georges y Simón. Desde entonces, el valle de la
Vézère se ha consolidado como la capital de las investigaciones del arte parietal
europeo.
Entre
otras actividades, por los 80 años del descubrimiento de Lascaux -y a pesar de
las restricciones a causa del Covid-19, la asociación Culture et Découverte,
inauguró el Sendero del descubrimiento. Este circuito, al aire libre, permite
que el caminante con la asistencia de una aplicación-con audios y fotografías-,
se sumerja en la historia del descubrimiento a lo largo de 4 km. El circuito
inicia en Montignac, pueblo natal de Marcel Ravidat, y finaliza en el Centro Internacional
del Arte Parietal, Lascaux IV; el tercer facsímil que reproduce el 90% de la
cueva original.
Durante
la ceremonia oficial, Marinette Ravidat, la viuda de Marcel, nos comentó que la
emoción de haber visitado la llaqta Inca de Machu Picchu fue tan gratificante
que cuando visitó por primera vez la Cueva de Lascaux.
De
otro lado, de acuerdo a Muriel Mauriac, el estado de conservación de la Cueva
de Lascaux va mejorando, su estabilización es óptima. Esta situación permitiría
que en un futuro próximo la cueva original vuelva abrir sus puertas. Los
periodistas internacionales estarían ya tramitando su acceso para tan ansiado
momento.
Publicado
en el diario La Industria de Trujillo, Perú.
En
la cadena operativa de la industria turística son varios los responsables para
que los viajes sean placenteros para los usuarios, sin embargo, son los guías
de turismo los que, literalmente, dan la cara.
En
nuestra ciudad, cuna del bicentenario, existe un guía de turismo que hace
patria desde hace varias décadas, toda una vida dedicada a esta noble profesión,
Manuel Torres Rodríguez. Él nació en el seno de una familia campesina, en el
caserío de Tayabal, provincia de Santiago de Chuco, La Libertad. Desde niño
experimentó en carne propia la ausencia del Estado, lo que desarrollaría en él
esa sensibilidad de proyección social que ha ejercido durante su trayectoria
profesional. Entre las capacitaciones, organizadas y ejecutadas por él,
destacan la capacitación en conciencia turística a: 300 barrenderas del Centro
Histórico de Trujillo (1985); y a 10000 choferes, (1998-2001). Asimismo, entre
1980 y 1990, gestó el Club de turismo de niños lustrabotas de la ciudad,
integrado por más de mil niños.
De
otro lado, en Chan Chan lo recuerdan por su impecable labor en defensa del
patrimonio. En más de una oportunidad ha encarado a las autoridades de turno
para que cumplan con su labor, conservar y poner en uso social a la metrópoli
Chimú.
Manuel
Torres Rodríguez, a sus 68 años, sigue inspirando a los guías de turismo del
Perú. Sin duda, más de un niño que formó parte de los clubes de turismo, que él
gestó, son ahora profesionales de turismo.
Esperamos
que esta situación de emergencia sanitaria termine pronto para que pronto
tengamos el placer de escuchar a las civilizaciones del pasado a través de la
voz de Manuel Torres Rodríguez, el guía de turismo del bicentenario.
De
acuerdo a la UNESCO, los docentes son de vital importancia para la formación de
las sociedades a nivel mundial. Los maestros entregan su vida para formar
personas útiles a la sociedad. Nuestros logros obtenidos se lo debemos a ellos,
quienes supieron guiarnos en las aulas.
Aprovecho
este espacio para evocar la memoria y la voz de Celso Cueva Rodríguez
(1909-2012), patriarca de la familia Cueva Bardales, quien consagró su vida a
la docencia. Natural de Cajamarca, decidió plantar su árbol familiar en Otuzco;
ciudad Liberteña donde ejerció la docencia.
Su
obra fue reconocida por el Gobierno Regional de La Libertad en el año de 2006.
El gobierno le otorgó la Gran Orden Chan Chan en el Grado de Gran Oficial, como
mejor Amauta del siglo XX en La Libertad. Reconocimiento, justo y oportuno,
recibido con humildad a la edad de 97 años.
Carlos
Cueva, docente jubilado, recuerda esta frase evocada por mi abuelo: “la persona que abraza o escoge al magisterio
como carrera ha escogido la carrera menos comprendida y más exigida. Pero al
mismo tiempo ha escogido la carrera más noble y sublime que todas”.
Luz
Cueva, mi madre, también siguió el ejemplo del patriarca, y lo recuerda con esta
frase: “cuando el profesor se va a sus
cuarteles de invierno tienes que estar preparada, porque muchas veces la
sociedad lo paga con un olvido muy marcado”.
¿Cuántos
de nosotros nos hemos acordado de nuestros maestros? Estoy seguro que recordamos
con cariño a todos aquellos que supieron encender la llama del conocimiento en
nuestro corazón. A ellos, mi abuelo y madre, los mejores pensamientos por su
día, el día del maestro.
“Dios
y mis alumnos sabrán de mi obra” – Celso Cueva Rodríguez
Desde
mañana 01 de julio, de acuerdo al gobierno, la cuarentena de más de 100 días
llega a su fin en la mayoría de regiones del Perú. Después de estos meses de
encierro, sin duda, la población tiene la necesidad de oxigenarse tanto el
cuerpo como la mente. El problema es que, en nuestra ciudad -capital del
bicentenario- no existe ningún circuito habilitado para las caminatas; realidad
que refleja serias deficiencias en la gestión pública.
Si bien el turismo es uno de los
sectores más afectados por la pandemia del Covid-19, no todos los problemas son
a causa de esta enfermedad. Al presente no existe un plan autónomo turístico a
mediano y largo plazo. Las autoridades públicas siguen pendientes de lo que
Lima decida; siguen allí carentes de iniciativas y, sobre todo, de falta de
creatividad.
¿Cómo es posible que, durante todos
estos años, no hayan habilitado un solo circuito de turismo de naturaleza? El
humedal Los Balsares de Huanchaco, por ejemplo, hace rato debió haberse
implementado para su uso racional en pro de la población y visitantes.¿Qué han estado haciendo las autoridades
durante todo este tiempo de confinamiento? Si bien los protocolos de
bioseguridad son vitales para retomar, en general, las actividades económicas,
su elaboración no debería ocasionar un desgaste de tiempo; sobre todo cuando sabemos
harán un copia-pega de los protocolos europeos.
En tal contexto, próximamente
compartiremos rutas alternativas para que la población pueda recrearse y oxigenarse
a través de las caminatas. Esto permitirá que la población, en pequeños grupos,
se desplace y conozca de cerca el paisaje Yunga/Qechua y su cultura milenaria.
Ahora más que nunca necesitamos más de una razón para amar La Libertad.