El
oasis berebere
Víctor D. Corcuera Cueva
Viajar
al sur de Marruecos nos ha permitido descubrir algunas similitudes entre los
pueblos milenarios del Sahara y de la costa peruana. Tecnologías constructivas y
el color ocre de este país, entre otros aspectos, nos trajo a la mente nuestra
patria peruana.
Durante
el invierno, temporada baja para el turismo en Marruecos, los costos de las
prestaciones turísticas bajan notoriamente y, además, no hay tantos turistas en
los sitios históricos y naturales, ¡un gran alivio! Gracias al comercio
electrónico se puede negociar directamente con los prestadores turísticos
locales, acceder a servicios de gama alta a precios abordables. Los
emprendedores locales comprenden bien que en la satisfacción del usuario y la
publicidad positiva que éste haga en las redes sociales se garantizan su
sostenibilidad en el mercado.
Al
igual que en Chan Chan, Cahuachi, las pirámides de Túcume y Pachacamac, sólo
por citar algunos monumentos, las tecnologías constructivas cómo el adobe,
quincha y tapial, son las mismas que se han utilizado –y se utilizan- en las
edificaciones marroquíes. Igualmente, la
homogeneidad cromática de ocre rojizo y la utilización del triángulo escalonado
en edificios religiosos y civiles, realzan la belleza de sus ciudades.
El
aspecto cultural a destacar, tanto en las grandes urbes cómo en los pueblitos,
es la calidez de la gente. Salvo un percance que tuvimos con la policía de carretera
–la corrupción está en todos lados- los bereberes se podría decir que son el
oasis del Sahara.
Mil
kilómetros recorridos entre Uarzazat y Merzouga son más que suficientes para
amar este pueblo. Una agradable experiencia para replicar a los visitantes que
vienen de lejos a recorrer nuestras tierras yungas.
Artículo
publicado en el diario La Industria de Trujillo
Trujillo,
14 de enero de 2020.
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