martes, 4 de junio de 2019

Recuperemos el cerro Campana


Recuperemos el cerro Campana



Víctor D. Corcuera Cueva

Visto por el litoral o por la panamericana, el cerro Campana luce como un espacio seco y sin interés. No es para menos, tanto la minería no metálica, la proliferación de galpones avícolas y el tráfico ilegal de tierras, han puesto en jaque su comunidad lomal.

El enajenamiento, por parte de la población con el cerro Campana, es a causa de la ignorancia de sus valores naturales, culturales, tecnológicos, ambientales y económicos. Se desconoce, por ejemplo, que, por su ubicación geográfica, interfluvio de los valles Moche y Chicama, el cerro Campana fue ocupado por nuestros ancestros desde hace 14 mil años.

Los artefactos líticos, como las puntas de proyectil, evidencian la presencia del Paijanense, la ocupación más antigua de la Costa Norte. Milenios después, otras culturas siguieron ocupándolo. Éstas han dejado su impronta: estructuras funerarias, ceremoniales, administrativas, quilcas y una red vial pedestre que trazan su lado Oeste. Cómo es usual, ninguna de estas evidencias han sido investigadas a profundidad.

En tal contexto, el Gobierno Regional podría considerar el uso del cerro Campana y su entorno inmediato como un laboratorio para la investigación científica multidisciplinaria. Un gran campus donde la población local, y foránea, pueda apreciar la sistematización de los hallazgos. Las universidades podrían participar con soluciones de reforestación y edificar un espacio amigable con la biodiversidad y el entorno arqueológico.

La puesta en uso social del cerro Campana, contribuirá en la autoestima del poblador local, generando sentimientos de valoración positiva hacia el Patrimonio y, por qué no, un producto turístico.

Artículo de opinión publicado en el diario La Industria.
Trujillo, 4 de junio de 2019

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