ESTADO DE EMERGENCIA
Víctor D. Corcuera Cueva
Estamos
exactamente a 2 años de haber experimentado el Niño Costero, el cual dejó miles
de damnificados, daños en la infraestructura vial, y millonarias pérdidas
materiales. De lo ocurrido no se ha aprendido nada, la población ha ocupado una
vez más los espacios que -por orden natural- le corresponde al caudal de los
ríos secos. Tampoco existe ordenamiento territorial, sumado a las invasiones de
áreas naturales, como cerros, quebradas y pampas; el escenario frente a otro
evento pluvial, cómo el vivido en el 2017, es preocupante.
De
otro lado, el planeta está cambiando el patrón de comportamiento de los
fenómenos meteorológicos, mientras que el hemisferio Norte se congela, el del Sur
es un horno. Los Andes no es un área geográfica aislada, todo lo contrario,
somos parte de un mundo conectado. El trasvase de nubes, provenientes del Atlántico,
crearan las mismas condiciones para un potencial escenario de igual o mayor
intensidad de lo que se vivió durante el Niño Costero. En tal contexto, ¿Existen
planes de contingencia para el abastecimiento de agua potable, de conectividad
vial y de asistencia médica?
A
causa de la reciente tragedia en el sur del Perú, finalmente el Gobierno ha declarado
en Estado de Emergencia a todas las regiones del litoral, entre ellas La
Libertad. Ya se reportaron lluvias intensas en las regiones de Tumbes y Piura,
el escenario vuelve a repetirse y, al parecer, Lambayeque es la próxima región.
¿Estamos preparados para reaccionar y mitigar los impactos negativos? O sea,
hay que recordar todo lo que experimentamos en el 2017 y ordenarnos, de lo
contrario, tal como lo indican los especialistas, el Estado peruano no estaría en
la capacidad de reaccionar eficientemente.
Trujillo, 12 de febrero de 2019
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