¡Feliz
día, maestros!
Víctor D. Corcuera Cueva
De
acuerdo a la UNESCO, los docentes son de vital importancia para la formación de
las sociedades a nivel mundial. Los maestros entregan su vida para formar
personas útiles a la sociedad. Nuestros logros obtenidos se lo debemos a ellos,
quienes supieron guiarnos en las aulas.
Aprovecho
este espacio para evocar la memoria y la voz de Celso Cueva Rodríguez
(1909-2012), patriarca de la familia Cueva Bardales, quien consagró su vida a
la docencia. Natural de Cajamarca, decidió plantar su árbol familiar en Otuzco;
ciudad Liberteña donde ejerció la docencia.
Su
obra fue reconocida por el Gobierno Regional de La Libertad en el año de 2006.
El gobierno le otorgó la Gran Orden Chan Chan en el Grado de Gran Oficial, como
mejor Amauta del siglo XX en La Libertad. Reconocimiento, justo y oportuno,
recibido con humildad a la edad de 97 años.
Carlos
Cueva, docente jubilado, recuerda esta frase evocada por mi abuelo: “la persona que abraza o escoge al magisterio
como carrera ha escogido la carrera menos comprendida y más exigida. Pero al
mismo tiempo ha escogido la carrera más noble y sublime que todas”.
Luz
Cueva, mi madre, también siguió el ejemplo del patriarca, y lo recuerda con esta
frase: “cuando el profesor se va a sus
cuarteles de invierno tienes que estar preparada, porque muchas veces la
sociedad lo paga con un olvido muy marcado”.
¿Cuántos
de nosotros nos hemos acordado de nuestros maestros? Estoy seguro que recordamos
con cariño a todos aquellos que supieron encender la llama del conocimiento en
nuestro corazón. A ellos, mi abuelo y madre, los mejores pensamientos por su
día, el día del maestro.
“Dios
y mis alumnos sabrán de mi obra” – Celso Cueva Rodríguez
Publicado
en el diario La Industria de Trujillo
Martes
7 de julio de 2020
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