Crisis
hídrica
Víctor D. Corcuera Cueva
El
portal de SEDALIB ha publicado el cronograma de restricción de agua potable por
trabajos en la planta de tratamiento de Chavimochic. Aun cuando esta
información permitiría a la población tomar precauciones a tiempo, la realidad
nos golpea frente a una situación constante: el agua potable de Trujillo
depende de las operaciones de Chavimochic.
La
población trujillana bordea el millón de personas, siendo los distritos más
poblados: La Esperanza y El Porvenir; ambos situados en la parte alta del valle
de Moche, sobre los 150 msnm. Esto explicaría la baja presión de agua y el porqué
estos distritos son los más afectados durante la restricción de agua. Los otros
distritos cómo Trujillo y Víctor Larco, por ejemplo, raramente se ven
afectados, a excepción cuando hay daños serios durante El Niño. Asimismo, el
suministro de agua para los distritos de la parte alta es máximo 2 horas
diarias. ¿Esta realidad respondería a una decisión sociopolítica?
Además
de los 55 pozos tubulares, utilizados para determinar el nivel freático, se
tienen los pozos paralizados que suministraban de agua potable a la ciudad de
Trujillo. Los 25 días sin agua potable que tuvimos que experimentar durante El
Niño Costero, fue una señal de la grave situación de depender de Chavimochic. Es
inaudito que Trujillo se dé el lujo de desaprovechar el manto acuífero de su
entorno inmediato y que, constantemente, tenga que exponer su salud y economía.
A
causa del calentamiento global y la crisis hídrica, la restricción de agua
potable será más drástica en los próximos 10 años. La población trujillana debe
exigir a sus municipios, accionistas de SEDALIB, la reactivación de los pozos; y
la activación de un eficaz plan de contingencia.
Artículo
de opinión publicado en el diario La Industria.
Trujillo,
15 de octubre de 2019
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