Resignación
Víctor D. Corcuera Cueva
A
pesar de los esfuerzos de gobierno para un mejor manejo de la situación creada
por la pandemia del Coronavirus, un sector de la población peruana no ha
acatado con responsabilidad las medidas del estado de emergencia nacional.
Asimismo, actos de corrupción durante esta crisis sanitaria, estarían poniendo
en jaque los esfuerzos del ejecutivo frente a la pandemia.
Es
absurdo que algunas personas no puedan interiorizar la letalidad del Covid-19,
y que actúen de una manera egoísta exponiéndose a ser contagiados o contagiar.
En estos últimos días se ha visualizado, a través de las rede sociales, de cómo
la gente ha retomado las calles. La situación en los mercados de abastos y
terminales pesqueros se ha salido de control, la gente ha acudido en masas para
realizar sus compras despreciando su salud y la de sus familiares.
Por
otro lado, cómo cereza sobre el pastel, en la declaración dada por el
superintendente de Susalud, Carlos Acosta, sabemos que se ha detectado el
surgimiento de mercados negros con equipamiento que el Minsa ha entregado a los
establecimientos de salud. Una vez más la salud de millones de peruanos se ve
afectada por la inmundicia de algunos funcionarios.
Esta
escena, la del desacato de la población y los actos de corrupción, nos refresca
la memoria de lo vivido durante el Niño Costero del 2017. La gente vuelve, una
y mil veces más, a ocupar los lechos naturales de las quebradas, mientras que
algunos funcionarios se enriquecen a costa de los más necesitados, un eterno
ciclo vicioso.
Ojalá
que aprendamos algo, porque el Perú post-pandemia ya no será el mismo que hemos
conocido, situaciones difíciles se avizoran.
Publicado
en el diario la Industria de Trujillo.
Trujillo,
14 de abril de 2020
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