La
ruta de los mercados
Víctor D. Corcuera Cueva
Los
mercados, más allá del fondo comercial, son también espacios que los turistas
visitan durante su estadía. Trujillo cuenta con mercados que podrían ser
incluidos en la oferta turística regional y generar agradables experiencias de
viaje en los visitantes.
El
mercado Central de Trujillo, además de tener la ventaja de proximidad, cuenta
con sectores atractivos a la vista, cómo el pasillo de lustrabotas. El sector
de café, florería y mercería, complementan su potencial turístico.
La
feria otuzcana, que se realiza dominicalmente en los exteriores del mercado
Unión, es de lejos el mejor lugar para adquirir productos de pan llevar
provenientes del interior de La Libertad. El visitante se queda asombrado de apreciar
de cerca a los legendarios jamón y pan serrano, así como también de poder
adquirir el popular trigo shambar. Cada producto tiene una historia que contar.
La
Hermelinda es el mercado por excelencia de las frutas. De la costa, sierra y la
selva -y de diversas regiones del país- arriban frutos de estación y a buen
precio. La colorida diversidad -de legumbres, tubérculos y hortalizas- embelesa
a locales y foráneos.
No
obstante, este genuino potencial, la informalidad, desorden y -en casos
puntuales- la insalubridad, son los
puntos negativos en común que presentan los mercados citados. De haber voluntad
política se podría solucionar esta problemática y, a mediano plazo, integrar
los mercados de abastecimiento a la oferta turística local.
Más
cerca de los monumentos arqueológicos están los mercados que son el termómetro
económico de la ciudad de Trujillo, los cuales podrían constituir una apetitosa
oferta turística.
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