Territorio
Chaski
Víctor D. Corcuera Cueva
Las
dos primeras medallas de oro en los Juegos Panamericanos 2019, fueron
obtenidas por dos grandes del fondismo nacional: Gladys Tejeda y Christhian
Pacheco, ambos imponiendo nuevos récords. Estos logros nos demuestran, una vez
más, que nuestro país es un territorio de chaskis, de gente que triunfa -con
mérito propio- a pesar de la indiferencia y falta de apoyo por parte del
Estado.
El
uso social de la red vial Qhapaq Ñan continua a lo largo y ancho de los seis
países que lo ostentan. Al caminarlos nos damos cuenta del alto desarrollo de
los ingenieros y arquitectos de aquellos tiempos, especialistas que heredaron
de los primeros pueblos la sabiduría para que sus obras perduren, formando una
unidad con el Paisaje. Sin embargo, el Qhapaq Ñan no surgió de la noche a la
mañana, todo lo contrario, fue la cristalización de conocimientos ancestrales,
de pueblos más antiguos que los quechuas.
Los
pueblos yungas del valle de Moche legaron probablemente, al Tahuantinsuyo, el
sistema de mensajeros conocidos como chaskis. Algunos pictogramas, plasmados en
las vasijas Moche, delinean personajes corriendo y portando pallares en bolsas
de cuero, atravesando desiertos y Lomas ¿acaso siguiendo caminos intervalles?
Los
caminos Moche aún se encuentran en la periferia de la provincia de Trujillo. La
mayoría se encuentra atravesando quebradas, algunos están sumergidos en los arenales,
mientras que otros sobreviven al borde del litoral, esperando ser investigados
y utilizados. Las autoridades deberían aprovechar este potencial arqueológico y
ponerlo en uso social, devolverle a la juventud su legado de corredores,
potenciales campeones en fondismo.
Sólo
basta dar una mirada al Paisaje que entorna estos caminos para comprender que
siempre fuimos un país de Chaskis.
Artículo
de opinión publicado en el diario La Industria de Trujillo
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