Llaqtas,
en total abandono
Víctor D. Corcuera
Cueva
El
abandono del patrimonio arqueológico, es una realidad que nadie puede negar. La
indiferencia, entre otras cosas, otorga luz verde para el saqueo de los bienes
arqueológicos. Un caso emblemático, en el valle de Moche, es la Quebrada SantoDomingo. Valiosos testimonios que datan de más de 10 mil años, fueron
devastados –irreversiblemente- frente a la mirada indolente de los funcionarios
del Ministerio de Cultura.
De
modo similar, una grave situación pasa con las estructuras arquitectónicas que
se abandonan después de haber sido intervenidas, las cuales quedan expuestas, acelerando
su envejecimiento. Un notorio ejemplo es la llaqta de Chan Chan, donde las
lluvias del Niño Costero (2017) afectaron, gravemente, las áreas intervenidas
en los últimos 10 años. Lo mismo sucede
con la zona monumental de la llaqta de Marcahuamachuco. La semana pasada se
informó el daño estructural en su zona nuclear. Las causas, sean por origen
climático o –difícilmente creíbles- por actos vandálicos, ponen en evidencia su
abandono.
Si
ambas llaqtas -una al borde del mar, y la otra en las alturas de los Andes
Liberteños-, han sobrevivido al tiempo por más de mil años; nos preguntamos,
entonces, si las intervenciones, en ambos monumentos, son sostenibles.
Los
resultados, en conservación y restauración, de los sitios mencionados,
demuestran una indiscutible ausencia de gestión y manejo a largo plazo. Por
consiguiente y considerando las afectaciones a los yacimientos, las comunidades,
con justa razón, se preguntan ¿Quién se favorece con el jugoso presupuesto
otorgado para ambas Unidades Ejecutoras?
En
tal sentido y frente a los resultados, nada prometedores, el Gobierno debería
considerar el inmediato cambio de las direcciones de estas Unidades Ejecutoras
y ser más estricto con los resultados esperados.
Artículo
de opinión publicado en el diario La Industria de Trujillo.
Martes
9 de abril de 2019
Artículo en versión PDF: Pulse aquí
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