Disfuncionalidad
institucional
Víctor D. Corcuera Cueva
El
abandono del patrimonio arqueológico por parte del Estado sigue permitiendo su
destrucción sistemática e irreversible. Recientemente, el pasado 13 de febrero,
el laredino Pablo Namay Rodríguez difundió imágenes en las redes sociales de la
destrucción, con maquinaria pesada, del monumento “Camino arqueológico
Cupisnique”, ubicado en la margen izquierda del valle de Moche, distrito de
Laredo. Cómo es usual, la única presencia del Estado en el lugar es el panel institucional
del Ministerio de Cultura; apenas legible y que nadie respeta.
El
Camino Cupisnique, conectaba –hace 4 mil años-el templo con quilcas del Alto de
la Guitarra con el templo mayor Cupisnique en el valle de Moche, la Huaca de
los Reyes, ambos situados en el actual distrito de Laredo. La colina adyacente
a este camino contiene quilcas y estructuras arquitectónicas de diferentes
periodos, donde destacan las administrativas del periodo Chimú. O sea, este
atentado impediría, entre otras razones, futuras investigaciones para
comprender los procesos cognitivos y sociales de aquellas culturas.
De
otro lado, un hecho parecido en el 2014, se denunció la afectación de un tramo
de la red vial Qhapaq Ñan, ubicado en la Quebrada Uripe, Salaverry. El proceso
administrativo, por parte del Ministerio de Cultura, identificó cómo
responsables del atentado a una empresa avícola cómo la responsable de la
invasión y destrucción de un sector del Capaq Ñan costero.
Se
desconocen quienes, en esta oportunidad, están detrás de estos delitos en
contra del Patrimonio de la Nación, sin embargo, lo que sí está claro es que no
existe ningún plan preventivo, por parte del Estado, para evitar estas
recurrentes situaciones.
Publicado
en el diario La Industria de Trujillo
Trujillo,
18 de febrero de 2020
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