¿Dónde jugarán los niños?
Víctor D. Corcuera
Cueva
Desde
hace más de 3 mil años se pesca -en los caballitos
de totora- en la bahía de Huanchaco, y son casi 4 siglos qué sus playas son
utilizadas como balneario. En su extremo norte, en unos humedales artificiales
–llamados Wachaques-, se cultiva la totora, materia prima indispensable para
esta tecnología ancestral de pesca. Recientemente, el Congreso de la Republica
promulgó la Ley N° 30837, Ley que declara de interés
nacional la pesca ancestral en Caballito de Totora; así como la recuperación,
conservación y protección de los Humedales “Balsares
de Huanchaco”.
Sin embargo, desde hace
40 años, los efectos colaterales del molón del Puerto de Salaverry están
generando la pérdida irreversible del borde costero de la Provincia de
Trujillo. Lo más grave, además de la destrucción de las playas, es: 1) la
inminente pérdida de los Balsares de Huanchaco –donde su principal servicio
ecosistémico es la producción de la totora-; y 2) de las rompientes -principal
recurso para la práctica del surf-.
Una ciudad de 1 millón de
habitantes, necesita de más de una playa para evadirse de la contaminación
visual, auditiva y atmosférica del entorno urbano. En ese contexto, las playas de
Huanchaco son, por excelencia, el mejor lugar para la contemplación, recreación
y apreciación. Sería una vergüenza permitir la destrucción de nuestras playas,
nuestros hijos jamás nos perdonaran el haberles negado sus espacios naturales y
su herencia ancestral. Si la pesca en caballito de totora es de interés
nacional, entonces ¿Por qué el Estado sigue permitiendo la erosión costera?
¿Los intereses de la nación están por debajo de los intereses económicos de
algunos?
Trujillo, 20 de noviembre de 2018
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