Víctor D. Corcuera Cueva
Trujillo
será la primera ciudad del Perú en celebrar el bicentenario, la proclamación de
su independencia fue parte de un proceso en el amplio territorio del virreinato
peruano. Sin embargo, la historia de la ciudad se encuentra enajenada del
poblador Liberteño. El desconocimiento de este hecho histórico no sólo afecta
la autoestima regional sino también que, con su enajenamiento, se pierde la
oportunidad de ampliar la oferta turística regional.
Durante
la década del 80 se logró intervenir inmuebles civiles, públicos y religiosos.
Con la restauración del patrimonio mueble e inmueble, se rescató la huella
artística y algunos trazos aislados de la historia de la ciudad, poco conocida
hasta el momento.
Los
trabajos de Jorge Zevallos Quiñones, Ricardo Morales, hermanos Vega Cárdenas,
Juan Castañeda Murga, Alberto Pinillos, Frank Díaz Pretel y, recientemente, de
Feren Castillo -entre otros- son un ejemplo del notable aporte de archivistas, historiadores
y arqueólogos al conocimiento del pasado virreinal de nuestra ciudad. No
obstante, el esfuerzo académico, poco o nada se ha difundido.
En
tal contexto, las autoridades educativas y políticas, en compañía de los Guías
de Turismo, deberían iniciar una campaña que democratice ese conocimiento a escala
regional. Este proceso tendría cómo escenario las provincias del interior de la
Región y las de los diferentes centros históricos de Trujillo. La puesta en
valor de los usos y costumbres e inmuebles, donde nacieron y habitaron los
próceres de la independencia trujillana, sería una palanca de desarrollo y
crecimiento del turismo regional.
Para
el 29 de diciembre del 2020, la ruta de la independencia debería ser ya un producto
turístico en vía de consolidación.
Artículo
de opinión publicado en el diario La Industria de Trujillo