sábado, 11 de enero de 2020

Ni un ciclista menos


Ni un ciclista menos
Víctor D. Corcuera Cueva

Hace exactamente un año -en medio del dolor, impotencia e indignación- acompañábamos al ciclista trujillano Luis Ramírez D’Angelo en la protesta por la muerte de su menor hijo, el también ciclista, Lance. A la fecha, el individuo que atropelló y causó la muerte de Lance, cumple una pena de cuatro años de prisión suspendida. Este dictamen judicial se convierte en un nefasto referente para los que optan por la bicicleta como medio de transporte. Conducir una bicicleta es quedar expuesto a una sociedad enferma donde -al igual que las violaciones- el arrebato de la vida de los ciclistas queda, vergonzosamente, impune; no hay respeto por la vida.

De otro lado, no hay interés del Estado para la implementación de políticas públicas para el uso de las bicicletas, tal como lo señala la Ley n° 30936, Ley que promueve y regula el uso de la bicicleta como medio de transporte sostenible. La realidad nos demuestra que las políticas actuales discriminan y excluyen a los ciclistas, a ninguna autoridad le interesa el bienestar de los ciclistas. La educación vial y creación de ciclovías no es negocio para los que toman las decisiones.

Hace un año, en la Plaza Mayor de Trujillo, Luis Ramírez exigía justicia para Lance. Su desgarrada voz narraba los hechos del atropello y fallecimiento de su menor hijo. El día del sepelio, el féretro fue transportado en el mismo remolque que Luis utilizaba a diario durante la infancia de Lance.

En las arterias de esta ciudad fluye la energía de Lance. La Panamericana, los semáforos, avenidas y calles escriben su nombre: Lance Ramírez Alva.
Desde esta tribuna hacemos fuerza común y alzamos nuestra voz ¡Lance presente! ¡Ni un ciclista menos!

Artículo de opinión publicado en el diario La Industria de Trujillo

Trujillo, 7 de enero de 2020

Versión en PDF: pulse aquí




La ciudad secuestrada


La ciudad secuestrada
Víctor D. Corcuera Cueva

Despedimos un año abrumados por diferentes problemas, entre ellos: la inseguridad ciudadana y el caos urbano. Sin voluntad política se impide el bienestar común y el desarrollo social de nuestra ciudad.

El crimen organizado ha ganado terreno en toda la provincia a un nivel donde ya no importa si estamos en una zona residencial, en un parque, en un bus interprovincial, o en un centro comercial; la sensación de inseguridad está en todos lados. Noticias acerca de sicarios, arreglos de cuenta y extorsiones continúan copando los titulares de la prensa, causando un estado de terror en la población y visitantes.  

Las bandas criminales se han repartido la ciudad dándonos la impresión que caminamos en territorios con nombre propio. Al no haber una repuesta contundente por parte del Estado, muchos ciudadanos prefieren seguir pagando cupos para tener la sensación de estar protegidos.

De otro lado, de no existir la arquitectura monumental del Centro Histórico, daría lo mismo caminar en el mercado mayorista o por el jirón Gamarra. El desorden y el caos ha invadido la ciudad, despojándonos de los espacios públicos. El caos y el desorden público son parte de la postal urbana. Mientras que las autoridades públicas se auto-entregan reconocimientos, la ciudad sigue secuestrada de su ineptitud, quedando afectados los sectores económicos cómo el Turismo. De nada sirve que promocionen fotos de la ciudad y sus atractivos turísticos cuando la realidad está muy distante de la publicidad turística.

Que este 2020 se caracterice por un cambio positivo en las decisiones de las autoridades y que, finalmente, entiendan que nuestra ciudad no es su chacra ni de los delincuentes que la tienen secuestrada, sino la gran casa de todos los que viven en esta hermosa ciudad, Trujillo.

Trujillo, 31 de diciembre de 2019

Versión en PDF: pulse aquí

El costo ecológico de los juguetes


El costo ecológico de los juguetes
Víctor D. Corcuera Cueva

Esta noche el mundo cristiano celebra el nacimiento del personaje más importante, Cristo. Es la fecha esperada para poner en práctica, entre otras cosas, actos de caridad y solidaridad. La mayoría de creyentes aprovecha esta fecha para la confraternidad en la cena y, los más afortunados, en ofrecerse regalos. Se nos ha convencido de iluminar nuestras casas y espacios públicos con los colores navideños. Aunque no contemos, para nuestra realidad local, con estudios puntuales del costo ecológico de regalos que deja cada navidad, estimamos que éste debe ser muy alto.

El 62% de los juguetes que se comercializan en Europa son fabricados en China. El dato alarmante es que el 60% de juguetes son de plástico, donde el 30 % son juegos electrónicos -los principales contaminantes durante el proceso de fabricación-. Considerando que la mayoría de los embalajes -al igual que los juguetes- son de plástico, podemos deducir a donde irán a parar luego de su efímera existencia, el océano.  No hay que perder de vista que tres problemas están latentes detrás de la comercialización de los juguetes: el desconocimiento de su trazabilidad comercial, su composición toxica en algunos de ellos y la contaminación ambiental.

En estas fechas diversas instituciones y empresas se desplazan a los hogares de los menos favorecidos para, en principio, hacerles disfrutar del sentido de la navidad. Chocolatadas y entrega de juguetes de plástico son las actividades sistemáticas año por año. ¿Estos juguetes pasan por un filtro sanitario? No lo sabemos, sin embargo, la salud de estos niños queda potencialmente expuesta.
El impacto ambiental de estas fiestas nos deja más preguntas que respuestas, quizás en retomar la parte simbólica de la natividad estaría parte de la solución.
Felices fiestas.

Trujillo, 24 de diciembre de 2019

Artículo en versión PDF: pulse aquí



MORTEM